Al contrario de lo que a menudo se ha afirmado, los hombres que vivieron durante la llamada “Edad Media” sí se preocuparon por la historia. Ésta, el estudio de los acontecimientos pasados, se contempló como una “magistra vitae”, una maestra de vida, y ello llevó a un autor del renacimiento del siglo XII a afirmar que los sabios de su época eran “enanos a hombros de gigantes”, es decir, que todo lo que sabían se debía a los clásicos, a los que se deleitaban en estudiar. Concretamente, a los autores medievales les interesó sobremanera la división de la historia en etapas o edades. El esquema tripartito conocido y aprendido por todos nosotros en la escuela -Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna, a la que posteriormente habría que sumar la Edad Contemporánea- fue desarrollado a lo largo de los siglos XVI y XVII, por lo que, obviamente, los historiadores medievales no tenían conciencia de estar viviendo en esa edad intermedia. Surgen, por tanto, numerosos interrogantes: ¿cómo dividieron estos autores la historia? ¿Tenían un esquema de edades en que se clasificaban los siglos anteriores? En ese caso, ¿cuáles eran dichas edades, y cuáles fueron los hitos cronológicos que sirvieron para dividirlas? El criterio que se siguió para esta diferenciación, ¿fue estrictamente teológico o también reflejaba aspectos culturales y políticos? A todas estas preguntas se intentará contestar en este estudio, en el que se analizan los diferentes sistemas de periodización de la historia durante la Edad Media.