Martín Fernández fue obispo de León en la segunda mitad del siglo XIII, coetáneo y muy cercano al monarca Alfonso X y, en general a la monarquía castellanoleonesa. Desconocemos sus orígenes familiares y la tierra que le vio nacer.
Dos ámbitos, dos esferas, le sitúan en la plataforma de acceso al episcopado. En primer lugar su servicio al rey, como notario y canciller, pero también a su familia (es padrino del primogénito infante Fernando). En segundo lugar su condición de arcediano de la iglesia legionense. A partir de ambas consolida, con bastantes problemas iniciales, su acceso a la mitra de León en la que permanecerá 35 años, en un difícil equilibrio tanto dentro como fuera de su sede.
De gran colaborador Alfonsino pasó a un distanciamiento del monarca que tanto luchó por acceder al trono imperial (Fecho del Imperio), recuperando la sintonía con su sucesor Sancho IV.
Y en el ámbito local, sus desvelos fueron hacia la construcción de la catedral gótica leonesa, en el marco de una iglesia convulsa y muy endeudada, con fuertes enfrentamientos con una cada vez más poderosa institución concejil.
Hombre preocupado por su comunidad pastoral, elabora sínodos, acude a concilios, viaja a Roma y apoya decididamente a los mendicantes, de forma especial a los franciscanos.