La necrópolis de Herrería ha documentado una larga secuencia cultural a través de sus cinco fases superpuestas, iniciándose en el Bronce Final con las fases I y II, cuyo estudio está contenido en este libro. La secuencia ininterrumpida a lo largo de casi un milenio, perfilada por numerosas dataciones rediocarbónicas, muestra un proceso de “larga duración”, un auténtico proceso de etnogénesis que enlaza la cultura celtibérica, mejor conocida, con sus inmediatos antecesores.
La información obtenida en las fases I y II convierte la necrópolis de Herrería en un yacimiento de referencia para entender mejor los procesos culturales acaecidos durante el tránsito entre el II y el I milenio antes de nuestra era en las comarcas de la Meseta oriental. Herrería I es una necrópolis ex novo en la que por primera vez se ha documentado el rito de la incineración en la Meseta. Las tumbas están señalizadas por una estela de piedra clavada verticalmente sobre los restos óseos, conformando un paisaje funerario difícil de paralelizar. Durante la fase siguiente de Herrería II se generalizó la construcción de estructuras tumulares de diferente morfología, reutilizándose en ocasiones las señalizaciones anteriores. El rito funerario sigue siendo la cremación, pero destaca la presencia de algunas inhumaciones, indicando un tratamiento social diferente o la posible convivencia de distintos grupos culturales. Ambas fases muestran cementerios extensos y bien organizados cuyos usuarios fueron grupos sociales de cierta entidad que se asentaron en estos territorios y se adaptaron a ellos eficazmente, como demuestra su progresivo aumento demográfico.
Con contribuciones en los anexos de Carmen Álvarez Granell, Ana M. Arnanz, Irantzu Bilbao, Verónica Estaca, Marta Folguiera, M. José Gil García, Francisco Gómez Bellard, José Manuel Maíllo, Beatriz Robledo, Gracia Rodríguez-Caderot, M. Blanca Ruiz Zapata, Irene Solano, Gonzalo Trancho, Paloma Uzquiano, José Yravedra